Hace trece años que soy policía. Cuando ingresé
en el cuerpo no tenía ni amigos ni familiares que fueran policía, y
aunque tenía una idea preconcebida
de lo que era ser policía, mi desconocimiento por
esta profesión era absoluto.
A lo largo de estos años e ido aprendiendo lo que
verdaderamente es portar esta placa, dentro y fuera de servicio.
En las últimas promociones han ingresado
muchos jóvenes en busca de un trabajo y escapando de la crisis que
azota nuestro país. Jóvenes que desconocen igual que
yo desconocía lo que verdaderamente es un policía, confundiendo
en varias ocasiones la realidad y la ficción.
Para ellos y para los que en un futuro quieran ejercer
esta profesión, os dejo la siguiente definición:
“Un policía debe ser una mezcla de todos los hombres:
un santo y un pecador, un diablo y un dios.
Es al mismo tiempo el más buscado y el menos deseado
entre los hombres. Es un ser extraño al que se le llama señor de frente y perro
por la espalda. Debe ser tan diplomático que pueda mediar en un altercado entre
dos individuos haciéndoles creer a cada uno de ellos que han ganado.
Si el policía va bien vestido es un presumido; si su
forma de vestir es descuidada, es un abandonado. Sí es agradable, es un loco;
sí no lo es, es un gruñón.
El Policía debe ser capaz de sostener una pelea con
dos hombres que sean dos veces más fuertes y más jóvenes que él sin dañar su
uniforme y sin ser brutal. Sí consiguen pegarle, es un cobarde; si es él quien
pega es un bruto. Tiene que tomar una decisión en un instante, cuando la misma
cuestión le llevaría varios meses a un abogado.
Tiene que ser el primero en llegar al lugar de un
accidente y dar un diagnóstico de lo más preciso; devolver la respiración,
cortar una hemorragia, entablillar una articulación, traer al mundo un bebe y
sobre todo, asegurarse de que una víctima vuelva bien, indemne, a su casa.
El Policía debe ser un experto en el manejo de las
armas de fuego. Tiene que ser capaz de sacar su arma de inmediato y alcanzar su
objetivo, allí donde no le haga ningún mal grave a un asesino que no se tentó
el corazón para matar a una persona, y a continuación, después de brindarle
atención medica y explicar exhaustivamente por qué ha disparado.
Un Policía debe conocer todo y saber de todo… Pero no
se debe decir nada. Tiene que saber donde se cometen todos los pecados del
mundo, pero no cometer ningún. Tiene que partir de un solo cabello, descubrir
el delito, el arma del crimen, el nombre del culpable y dónde se le puede
encontrar. Si él lo encuentra es un afortunado, si no, es un inútil. Si es no
es ascendido, es incapaz.
El Policía debe seguir una pista hasta el final,
trabajar jornadas completas para encontrar un testigo que ha visto todo… Pero
que niega acordarse. Escarba en los desiertos y escribe informes con el fin de
establecer una prueba infalible que será destruida por los sabios colegas o
jueces comprados.