En la última semana he visto imágenes y he oído comentarios que me han avergonzado el pertenecer a esta sociedad. Gracias a las imágenes difundidas por varios medios de comunicación en las que un miembros de las UIP,s daba una inoportuna bofetada a una joven durante los incidentes en Madrid ocurridos después de la marcha “laica” que protestaba por la visita del Papa a España, ciertos colectivos han aprovechado la ocasión para criticar las actuaciones policiales, principalmente las de las unidades de intervención, tachándolas de desproporcionadas, violentas y represoras.
Sobre la actuación policial en los últimos tres meses en este país podríamos estar hablando durante hora, y puedo asegurar que los peor parados no iban a ser los precisamente los policías. La pasividad de los mandos policiales, el oportunismo de algunos políticos, el abuso de derechos por parte de algunos colectivos, la hipocresía de los medios de comunicación y el miedo de un gobierno que tiene los días contados, han hecho que muchos de los que pertenecen a las FCS pierdan la paciencia y que la contención injustificada que les han obligado a tener se convierta en desahogo, algunas veces involuntariamente desproporcionado.
Desde que en mayo se crease el Movimiento 15M, los miembros del las FCS han sufrido continua humillaciones:
1. Por parte de las autoridades políticas que les han obligado a que permitan la vulneración de las leyes. Manifestaciones no comunicadas y acampadas ilegales han sido el pan de cada día. Igualmente se les ordeno pasividad ante la geste que desobedeció la prohibición de la Junta Central Electoral a concentrarse la víspera de la elecciones municipales, y aún así los concentrados criticaban la presencia de efectivos policiales en las proximidades de las plazas.
2. Por parte de algunos medios de comunicación y ciertos periodistas “progres” que han tachado de violentas y desproporcionadas las intervenciones policiales, a la vez que victimizaban a los violentos que provocaban los incidentes. Barcelona, Valencia y Madrid son ejemplos de las críticas hacia la policía por cargar contra manifestantes que vulneraban la ley y provocaban graves incidentes contra la seguridad ciudadana.
3. Por parte de grupos de “indignados”, que insultaban, escupían, amenazaban y grababan a los policías por el solo hecho de hacer su trabajo. Asesinos, fascistas, mercenarios, terroristas, y otras linduras han tenido que aguantar los miembros del CNP, y mientras que los mandos le pedían contención desde sus despachos, estos en ninguna ocasión perdieron las formas y aguantaron con resignación.
4. Por parte de la sociedad que en ningún momento se les ha agradecido su trabajo, y en todo caso se les ha reprochado el hecho de que no reprimiesen a los individuos que ocupaban sus plazas y perjudicaban sus comercios.
Nunca se puede justificar la violencia gratuita que pueda utilizar una persona contra otra, y hay que considerar que el respeto no se consigue ni con bofetadas ni con porrazos. Los policías que utilicen los golpes para imponer su autoridad y utilicen la violencia para hacerse respetar, están haciendo un flaco favor a sus compañeros, pero no debemos ser hipócritas y todos sabemos que a veces la utilización de la fuerza es necesaria y desgraciadamente una bofetada a tiempo evita males mayores y es lo único que sirve en ciertas ocasiones.
Nadie en su sano juicio se le ocurre insultar a un albañil cuando pasa por una construcción, ó llamar hijo de puta a un barrendero por hacer su trabajo, porque lo que se puede encontrar es que le tire un ladrillo a la cabeza o que le partan el escobón en la espalda, pero en cambio no pasa nada por llamar asesino terrorista o mercenario a un policía por el hecho de hacer cumplir la ley, ya que en este país nos tiene acostumbrados a que el llevar uniforme de policía lleva consigo el aguantar todo tipo de insultos y amenazas. Pues bien, los policías son personas igual que otras, y aunque estén preparados para aguantar insultos y se tengan que contener, las descalificaciones les afectan igual que a los demás. Así que volviendo al video de la polémica, no puedo justificar la inoportuna bofetada del policía a esa joven, a la que se trata de menor inocente pero que en cambio es muy adulta para llamar cabrones a los policías, pero sí la considero merecida por la actitud despectiva y desafiante ante los policías.
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