He recibido un e-mail con un cuento de navidad publicado en la Academia de Policía de Avila en 1996, basado en una historia real. Espero que os guste.
La primera llamada de esa nochebuena simplemente hizo que ambos se miraran de soslayo con esos ojos de cuando la cosa es más seria que la alarma de turno.
- Z-201- dijo la metálica voz de la emisora, voz que encerraba detrás a un compañero que había compartido con ellos tantas noches de tensión, sueño, aburrimiento y fatiga. –Urgentemente, diríjanse a la Calle X y entrevístense con una niña que nos ha llamado. Está muy nerviosa y no hemos podido sacar nada en claro.
-Recibido- fue la lacónica contestación, producto de la tensión.- Jo…der, suena mal- exclamó el joven policía que se hacía cargo de las comunicaciones.
El veterano oficial simplemente gruñó a modo de respuesta y pisó a fondo el acelerador.
Las estroboscópicas luces azules y el estridente sonido de la sirena fue su única compañía durante el corto y rápido trayecto hasta la dirección indicada.
Ambos se bajaron del Zeta con la preocupación pintada en el rostro. No era normal (ni bueno) que una niña pequeña llamara al 091. Los cansados ojos del cuarentón oficial fueron los primeros que divisaron una pequeña forma, arrebujada en el sillón del portal.
-Hola pequeña ¿has llamado tu a la policía?-dijo cariñosamente el más joven.
-Si señor.-respondió sollozando la niña, que no contaría más de seis años.- Es Clara, se ha quedado en el parque, sola, y mi mamá dice que hoy nevará seguro. Tengo miedo por ella.
-¿Clara? ¿Es una amiga tuya? ¿Un familiar? -Preguntó el Oficial.
- Clara es… Clara. Es mi mejor amiga.
- A ver pequeña, dime: -dijo el joven policía- ¿Cuántos años tiene tu amiga Clara? ¿Cómo va vestida?
- No lo se, creo que tres –la niña rompió a llorar de nuevo.
- A ver, ¿donde vives? ¿Podemos hablar con tu mamá?
- Vivo en el segundo, pero Vds tienen que encontrar a Clara o se morirá de frío. Si nieva mucho, no volverá nunca a casa. Mi mamá dice que Vds. pueden solucionar todo.
Ambos policías se miraron. Había que hablar con la madre, el tema era demasiado serio.
- Pequeña, primero hablaremos con tu madre y luego no te preocupes que encontraremos a Clara.
La niña, con los ojos arrasados en lágrimas y no comprendiendo por qué perdían el tiempo en hablar con su mamá les acompañó hasta la puerta de su casa.
Al abrirse, una mujer de mediana edad, vestida para la fiesta que se aproximaba pero sin terminar de arreglar, con traje de noche, delantal y zapatillas les miró asustada desde la puerta.
- Señora, buenas noches –dijo el Oficial.- ¿Es ésta su hija?
- Pero… pero… Esther… ¿Qué hacías fuera de casa?
- Mami- dijo la niña avergonzada- Es Clara. Se quedó en el parque y si nieva se va a morir de frío… Ellos pueden encontrarla.
La mujer, entre compungida y avergonzada cogió de la mano a la niña y, sin lograr que las palabras le salieran de una forma tranquila y confiada, explicó a los Policías.
- Lo siento agentes, no se como pedirles perdón. Clara es la muñeca favorita de mi hija. Se la ha debido dejar en el Parque y ya le he explicado que mañana iremos a buscarla. Ya imaginan que esta noche, con la familia… ya le he explicado que…
Una sonrisa de comprensión se dibujó en el rostro, hasta ahora tenso, de ambos agentes.
-No se preocupe señora, lo entendemos. No hace falta que se disculpe.
- Por Dios, ¡que vergüenza! Ni siquiera me di cuenta de que salió de casa…
- Que no se preocupe señora, no ha sido molestia ninguna.
- Pero… con las cosas tan importantes que tienen Vds. que hacer… Por favor… No se como pedirles disculpas.
- No hay nada que disculpar señora –zanjó el Oficial.- De verdad… Feliz Navidad.
Cuando salieron al exterior, ambos se miraron y sonrieron. Esa sonrisa no desapareció cuando el joven, ya en el interior del vehículo, comunicó a la Emisora con la clásica frase “no ha lugar a intervención”.
Los primeros copos de nieve comenzaron a caer…
* * * * * * * * * * * * * * *
A las once y media de la noche, la joven madre, entre el bullicio de la numerosa familia, se dispuso a acostar a Esther. A su edad, ya había sobrepasado en demasía la hora en que habitualmente se acostaba. Tendría que despedirse aún de su padre, tíos, la abuela y demás comensales que, satisfechos, cantaban villancicos y charlaban ruidosamente. Buscó con la mirada a su hija y le costó encontrarla. Le sorprendió verla con una sonrisa en la boca, ya que había estado toda la noche callada… pero lo que más le sorprendió es ver como acunaba entre sus pequeños y frágiles brazos a… ¿Clara?.
-Esther…-dijo suavemente- ¿Dónde has encontrado a Clara? ¿No la habías perdido en el Parque?
La niña le miro sonriente:
-Tenías razón mamá. Esos señores han podido encontrarla. Clara ha vuelto a casa… me la han traído ahora mismo.
¿Esos señores? Se preguntó la madre extrañada. Creía haber oído hace pocos minutos ruido en el recibidor, pero… no podía ser… Corriendo se acercó a la ventana y separó las cortinas. Lo único que pudo ver fue como un uniforme azul se subía en el coche patrulla, y éste salió disparado, con el puente luminoso encendido Dios sabía a donde…
- ¡Feliz Navidad, agentes! - susurró más para ella misma que para nadie. Sonriendo, notó como una lágrima rodaba por sus mejillas.- Dios les bendiga.
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