Esta mañana se ha publicado en la página web 20minutos la
siguiente carta:
“Tenemos una Policía que es de chiste
Esta es la
seguridad que tenemos en España. Un cuerpo de policía al que se puede vapulear, insultar, vejar y maltratar de
cualquier forma imaginable porque nunca hace nada, unas veces porque no les
dejan y otras porque no están preparados.
Dos ejemplos recientes de este hecho: los altercados con los indignados en la Puerta de Sol, donde
se les escupió, insultó e
incluso hubo un intento de orinarse encima de uno de los agentes a los que no hubo respuesta
alguna, en este caso por expresa prohibición de la delegada del Gobierno en Madrid; el segundo caso se produjo [el
miércoles] en Madrid, donde un delincuente armado con un machete fue capaz
de desarmar a dos agentes y disparara uno de ellos, mientras una
tercera agente salía corriendo pidiendo socorro,
en lugar de hacer frente al delincuente.
Cuando se le
preguntó que por qué no utilizó el arma
dijo que "el uso de un arma de fuego no es proporcional a un arma blanca"; yo creía que las
armas eran para defenderse de los delincuentes en caso de grave peligro. Todo
esto nos pasa porque se nos quiere y ha querido vender la falacia de que los
delincuentes son unos pobrecitos señores que nunca han roto un plato y a los
que hay que tratar con toda clase de consideraciones, y los policías, hartos de falsas denuncias de los ciudadanos por
abuso de autoridad (los mismos que luego demandan mayor seguridad en las calles), no quieren arriesgarse a perder sus
carreras o tener manchas en sus pulcros expedientes
-en muchos casos salen a patrullar
con sus armas descargadas por si se la quitan- y pasan ampliamente de
actuar.”
Es triste
que en nuestra sociedad haya personas que piensan que muchos de los policías que
formas el Cuerpo Nacional de Policía no estén preparados para protegerles y que
solo les interese el mantener limpio su expediente.
Dos hechos
aislados no pueden generalizarse a todos los policías, los cuales en su mayoría
realizan su trabajo con entrega y dedicación, exponiendo su integridad física en
multitud de ocasiones. Pero también es cierto que los dos ejemplos que ha
mencionado la persona que ha escrito la carta, reflejan dos de los muchos
problemas a los que la policía española se tiene que resolver:
El primero
son los interese políticos que en muchas ocasiones prevalecen sobre la ley y
las actuaciones policiales. La clase política es capaz por un puñado de no
hacer cumplir la ley y permitir que a los policías se les humille, como sucedió
con el 15 M.
La segunda
es la falta de formación y profesionalidad de algunos miembros del CNP. Las
promociones de 5000 policías no solo redujo la duración y calidad de la
formación inicial de los policías alumnos, sino que hizo un efecto llamada como
salida laboral para muchos jóvenes que no tenían trabajo (y en muchos casos ni
estudios), y que en muchas ocasiones no tenían aptitudes ni actitudes para
ejercer este trabajo. A esto se puede sumar la falta de formación continuada
que existe en el cuerpo nacional de policía, donde los cursos se dan con
cuentagotas y no se exige una preparación tanto física como profesional a sus
miembros.
Un consejo que me gustaría dar a título personal a
la compañera en prácticas que participo en el incidente del pasado miércoles en
Madrid, es que por el bien suyo y el de los ciudadanos busque otro trabajo con
menos riesgos.
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